Lento transcurría el
tiempo, aquella delicada nieve que adornaba bellamente el bosque, comenzaba su
retirada entre sollozos se derretía, dando la bienvenida a la primavera, los
tibios rayos de sol, hacían su aparición, acariciando el entorno, y el verde
espesor, recuperaba terreno entre nacientes brotes, entre ellos hay estaba,
pálida como la nieve, un ser etéreo dirían algunos, intranquila jugueteaba con
un elegante anillo que adornaba su dedo anular, púrpura era su color, el color
de sus ojos mientras la sombra de un viejo carpe la resguardaba de las miradas,
ansiosamente saco una carta de su bolsillo, la miro con ternura y nostalgia,
acariciándola mientras murmuraba, te amo
Sabia que el vendría,
pues se lo había prometido, ambos sabían que aquel encuentro seria muy
importante, pues harían su pacto de unión eterna, no olvides entonces Amada
mía, a las 6, dijo el, no lo olvidare, respondió ella inclinándose para besarle
dulcemente, ¿me traerías una rosa?, sabes que me encantan le dijo ella antes de
alejarse el uno del otro, claro, haría cualquier cosa por ti, le susurro el
antes de marcharse.
Hace mas de 30
minutos que su reloj le había indicado las 6 , la dicha desaparecía, las dudas
la inundaban, la tristeza hizo su aparición, el tiempo se consumía, su rostro
que una vez sereno reflejaba la tranquilidad y paz que solo el amor
correspondido otorga ahora mostraba nada mas que amargura y mirando al cielo
dejando salir un grito de desesperación, su corazón se trizo, la lluvia afloro
nuevamente acompañándola en su aflicción, la tormenta arrecio en momentos en
que se puso de pie y olvidando el pacto, lanzo lejos la carta ya empapada,
camino sin dirección aparente, perdiéndose en el fondo del bosque, baja la
vista, solo veía sus pies, sus pies que caminaban solos, tropezando a ratos
entre el barro y las hojas, no volvió a salir del bosque.
Años pasaron, y el
bosque crecía cada vez mas, nunca nadie supo que fue, de la joven de la carta,
dicen que enloqueció de dolor, que la desilusión la llevo al suicidio pues su
enamorado jamás apareció, mas hace un par de años, su cuerpo fue encontrado por
un grupo de leñadores, había caído en un barranco, victima del viento y la
lluvia, su frágil cuerpo culmino al desangrarse atravesado por las espinas de
los rosales que yacían a los pies de la mortal trampa.
Nunca nadie le
reclamo, no se le conocía familia, nadie, que cuidara de su última morada en la
tierra, su cuerpo fue, enterrado en una vulgar fosa común, junto a otros
desgraciados, de vez en cuando un alma piadosa se arrodilla, a su lado y le
regala una oración, o una flor tal vez, pidiendo por su descanso eterno.
Los caprichos de la
sociedad decidieron tristemente dar termino al bosque, el que ya sumaba a su
paso miles de hectáreas, durante su existencia fue calificado de “obstáculo
para el desarrollo”, “nido de delincuentes”, “trampa fatal”, pues en esto no se
equivocaban ya que al comenzar con los fatigosos trabajos de tala, los
leñadores nuevamente dieron aviso de otro macabro hallazgo y otro huésped
alargo la lista de los abandonados cuerpos que nadie reclama, el era un joven,
que tras un día lluvioso resbalo de una cerca, se presume que intentaba
alcanzar una rosa, entre sus escasas pertenencias solo se encontró una carta.
"A pesar de lo
adversa que parezca la situacion, a veces hay amores que estan destinados a
ser, ya sea en este mundo o en alguno infinitamente mejor"
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