martes, 5 de marzo de 2013

Leonor I



A veces le envenenaba el alma aquella sonrisa tan perfecta, aquella cordialidad arrancada de historias medievales,  la solemnidad exhalaba de sus poros, y aquello por donde el pisaba simulaba a sus anchas una gran pasarela, pero más detestaba que no fuese suyo, pues tarde comprendió que ese aparente odio, ese rechazo a todo lo que él representaba, ese asco a su presencia, era finalmente deseo, un deseo insatisfecho.
Eran las ocho de la mañana en punto y el montando su vigoroso corcel se aproximaba a pausado paso hacia la mansión de Lord Deadly, tan fría estaba la mañana, que el traía sus gruesos guantes de cuero, pensaba para sus adentro Leonor repudiando los guantes, esos guantes que ajustaban tan bien en sus manos, y no es que fuese una costumbre el espiarlo, de hecho no era así, pues la casa de Leonor colindaba, con la de Lord Deadly y a esa hora era frecuente que ella saliera al jardín a recoger un ramo de flores para adornar la sala de estar, acto que era realizado solo por ella y por supuesto que sería extraño toparse todas las mañanas con él, podría pensar que le vigilaba, se decía, así que  prefería esconderse y de esta manera evitar aquellos pensamientos de su parte, pero se deleitaba viéndolo,  más aún sabiendo que el ignoraba completamente sus deseos e intenciones, o por lo menos eso pensaba ella, de pronto un llamado la saco de sus pensamientos.
-          ¡Leonor! ¿Leonor dónde está?, la profesora de ballet esta aquí es preciso comenzar con sus clases, María la criada exclamaba desde el interior de la mansión, mientras Leonor se lamentaba, no poder disfrutar de la última visión que tendría de Víctor.
No era que aquello no le gustase, para nada,  disfrutaba con el movimiento de su cuerpo, el fluir de los brazos, los saltos que le arrancaban de la tierra, la perfección de la silueta en cambré, o la elevación en quinta posición, pero la pasión que le inspiraba este hombre, la hacía romper cada coreografía, ella podía entregar más, y el asirse a un esquema tan rígido le hacía sentir que la vida se le escapaba, ya no era una jovencilla, y sabía que pronto debía encontrar algún camino en la vida pues a pesar de poder vivir perfectamente con la herencia de sus padres, sin mover un solo dedo, en lo profundo un ardor semejante a las brasas de un incendio le quemaba la garganta y las entrañas.
La hora y media de clase parecieron interminables y lo único que quería Leonor era colgarse cautelosamente a la ventana con alguna excusa para espiarlo nuevamente,  pero una vez finalizadas las clases y cuando Madame Prosperié se hubo marchado,  deambulo por la gran mansión, no buscó a Víctor con la mirada, quizás sintió un poco de vergüenza, parecía una avecilla presa en una enorme jaula de oro, una fiera de ojos penetrantes apresada, siendo lo  más triste de esta situación que ella misma era la poseedora de la llave mas la inactividad con la que se educa a las mujeres fácilmente teje sus raíces en sus corazones y estos,  dulces y acomodaticios se asientan en terreno fácil, un terreno aburguesado, de pronto recordó como era que su padre pasaba horas en su biblioteca, afuera el mundo podía cambiar, las horas volar, pero el parecía impávido a esto sumergido en historias y fábulas, entonces se dirigió a la antigua biblioteca de su padre, con la esperanza de que aquel mismo sentir la consumiera, husmeo entre unos gruesos ejemplares tratando de encontrar algo que cautivase su atención, que despertase el deseo de saber más.
Entonces de pronto dio con un antiguo libro, se notaba por la cantidad de polvo en la cubierta y el amarillo de sus hojas, era un libro de teatro , en su interior podía ver fotografías de hombres vistiendo distintos atuendos, algunos muy osados, parecía pertenecer al tiempo de los griegos, al llamado siglo de oro, recordó entonces con un poco de nostalgia como se apasionaba su padre al leer de historia y deseo sentir esa pasión por algo en su vida, por lo menos sentirla una vez al menos con eso bastaría, así hojeando un poco más el libro llegó a un capitulo que le llamó de sobremanera la atención, se trataba de la utilización de máscaras, en unas ciertas fiestas, Leonor comenzaba a zambullirse lentamente en la lectura cuando un ruido en la puerta la sobresalto.
-¿Leonor que haces en la biblioteca del señor?, dijo maría sorprendida y un poco molesta.
-Solo buscaba algo para leer María ya salgo, respondió Leonor.
- ¿Para leer?, frunció el entrecejo la criada, hay muchos cojines, para bordar, ¿podrías bordar? ese es trabajo para mujeres, su madre bordaba tan bonito, continuo la mujer mientras salía de la biblioteca, ah! por cierto, Lord Deadly la mando a llamar, es por Sofía, su nieta, está en su casa, y usted le cayó tanto en gracia, comento la criada.
- ¿Lord Deadly, dices? Pregunto la joven, creí que él estaría con el Joven Víctor, agregó Leonor un poco nerviosa, y a la vez emocionada de pronunciar su nombre.
-Sí, esta con el señor Víctor, respondió María, pero creo que ya iba de salida.
- Esta bien, dijo Leonor, iré.
 Entonces marco hábilmente el capítulo que la había cautivado y salió lentamente de la habitación, mas una vez que María desapareció corrió a la puerta, con una sonrisa en los labios, y el corazón desbocado, finalmente frente a la puerta de Lord Deadly intento calmarse y tras respirar profundo la puerta se abrió, en instantes una robusta mujer de ojos muy negros la dirigió a la sala de estar, en ella se encontraba el anciano Lord Deadly y Víctor en plena jugada de ajedrez.
-¡Oh Leonor querida, gracias por venir! Exclamó el anciano alargando sus huesudas manos para saludar a la joven, mi nieta Sofía vino a visitar a este pobre viejo y bueno recordé la última vez que vino  y ustedes parecieron entenderse tan bien, entonces, continuo el anciano.
-Usted me llamó, para que ella tuviese con quien charlar, ¿no es así? Se apresuró Leonor.
-Sí, querida así es, respondió Lord Deadly, ¿imagino que no será una molestia cierto? Le rogó el anciano.
-Claro que no, respondió Leonor, mientras su vista estaba sobre Víctor, quien ya se encontraba de pie para  saludarla apenas la vio.
-Señorita Leonor, cuanto tiempo, se dirigió Víctor a la joven.
-Pues desde que volví a la mansión de mis padres, respondió inquisidora Leonor, ¿como esta?
-Muy bien, visitando a mi Tío, añadió el joven, al parecer la vista no le acompaña le susurro a Leonor  y bueno  me mandó a llamar para ayudarle con un papeleo agregó, por cierto ¿aceptaría una partida de ajedrez? Invito a Leonor.
-Lamentablemente tendré que rehusar su invitación, no dispongo de mucho tiempo, y solo he venido a visitar a Sofía, respondió la joven
-Si me permiten,  interrumpió Lord Deadly, Sofía tardará un poco, está arreglándose, y bueno usted mejor que nadie sabe cómo son las jovencitas a su edad,  no como usted querida, ya toda una Dama..o lo siento exclamó el anciano, no quise decir que usted ya no fuera joven, es solo que…
-No se preocupe, interrumpió Leonor, se lo que quiso decir y tiene razón ya no soy una jovencita, por lo mismo no dispongo de todo el tiempo del mundo, añadió Leonor lanzando una fría mirada a Víctor, quien volvió a concentrarse en la última jugada propuesta por Lord Deadly.
 Tras unos instantes se oyó la voz de una jovencita desde el segundo piso.
-Leonor querida ¿podrías subir?, era Sofía.
- si Querida será mejor que suba, si no esperará aquí una eternidad añadió Lord Deadly.
- está bien, respondió Leonor, con su permiso caballeros y dirigió una última mirada a Víctor.
-Adelante, respondieron ellos a coro.
Farfullando la alusión a su edad, Leonor subió la maciza escalera que desde el fondo de un largo pasillo conectaba al segundo piso, su paso lento dejaba ver su poco interés por ver a Sofía, ya que si bien la diferencia de edades siempre fue notable, ahora que Leonor se había alejado de los grandes bailes, cortejos y demases, esta se acrecentaba aún más,   solo mantenía la pasión en su corazón este arrebato hacia Víctor, este amor inconfesable y gozó  recordando triunfante el modo en que le embistió con aquella frase...no dispongo de todo el tiempo del mundo...y como el volvió a su juego de ajedrez bajando el rostro levemente ruborizado.
Ni todos los títulos del mundo, ni los viajes revisten de suficiente poder a un hombre cuando este está frente a una mujer que ama de verdad, y el, después de  todo todavía es un niño,  se decía...

La Sacerdotisa Lunar




Su apariencia era la de una joven de veinte años, no más que eso, pero las líneas de sus manos delataban el real camino que había recorrido en la tierra, su sabiduría era la de los árboles que bordeaban su pequeña morada, una cabaña formada naturalmente por dos viejos robles, quienes entrelazados y dejando caer sus ramas sobre una pequeña hendidura formaban la puerta del hogar de Ella, mientras delicados brazos de una cercana vertiente, proveniente de un no muy lejano rio, se paseaban a los pies del refugio, divino néctar en las noches de luna llena en que la gran Diosa se reflejaba en las aguas volviéndolas plateadas y depositando en ellas su sumo poder, instancia aprovechada por ella pues era durante esta fase lunar que creaba todo tipo de pociones, para aliviar los dolores del cuerpo y del alma, de cualquier criatura que pudiese necesitar su ayuda, animal, humano o no humano, ella estaba ahí para él, siempre que la criatura en cuestión fuese digna de su ayuda portando aquello más valioso, un corazón puro.
Así por su pequeño y bien camuflado escondite, llegaban doncellas perdidas, ancianos en los que la fuerza ya los abandonaba, animales heridos, todos ellos una vez sanados prometían volver en agradecimiento, pero jamás uno si quiera había regresado, mas eso a ella no le importaba pues en secreto amaba su gustosa soledad.
Cierto noche en que menguaba la luna y mientras ella yacía recostada a un lado del rio que daba vida a la divina vertiente, un hombre se internó en el bosque en donde estaba ella, el agudo oído  que poseía le advirtió primero que la vista y rápidamente incorporándose permaneció  tras de un grueso árbol, el hombre era alto y bien fornido pero sus fuerzas parecían decaer pues casi al borde del desmayo consiguió llegar hasta el rio en donde  se desplomó sobre las aguas, ella siguiendo su buen corazón de mujer no pensó dos veces y se dirigió a auxiliar al hombre a quien una vez a su lado tomo entre las suaves manos, como quien cuida de un niño, mientras la luz de luna le iluminaba el rostro pálido y sereno.
A la mañana siguiente bien abrió los ojos el joven hombre, ella estaba a su lado, a él le parecía todo un sueño ¿dónde estoy? Preguntaba, ¿quién eres?, interrogaba a la sacerdotisa
Estas en mi hogar, le dijo ella, y yo solo soy una curandera, añadió, te he visto desfallecer a la orilla del rio y haciendo caso de mi corazón te he ayudado, respondió ella
Gracias gentil dama, agradeció el joven, no sé cómo pagar el bien que me ha hecho pues si no fuera por usted yo estaría ahora muerto,  añadió el extraño.
Pues existe en el mundo una manera en que si podéis retribuirme, respondió esta, ¿me dirías vuestro nombre?, añadió ella
¿Mi nombre? claro que puedo confesaros mi nombre, respondió el joven, mi nombre es, continuo el, mi nombres es… entonces de súbito el joven calló y perplejo exclamó  ¡No recuerdo mi nombre, no recuerdo quien soy¡ sollozo amargamente
Ante lo cual ella se mostró muy entristecida ya que no quería causar más tristeza al joven, tranquilo señor, de seguro con el tiempo recordareis quien sois, le tranquilizo esta, de momento puedes quedarte aquí añadió, así lentamente el rostro del joven desconcertado volvió a la calma.
Si bien el malestar del joven continuo largos días, este era del espíritu, del corazón, físicamente se encontraba saludable y vigoroso, y para no fatigarlo más, ya que las fuerzas sin aprovechar se vuelven en contra del cuerpo y además para darle una ocupación, en que mantener su concentración y mente, ella le dejaba algunas tareas sencillas, de esta manera él podía sentir que retribuía en algo el gran servicio que ella le prestaba al darle refugio y comida, así es como en las mañanas el salía a recorrer los bosques buscando leña seca para la hoguera  de la pequeña cabaña, así también era  como alimentaba un pequeño grupo de gallinas que proveían de huevos y de carne cuando el tiempo era el indicado, pero solo estas tareas de índole más doméstica , estaba el joven autorizado para realizar, existían otras  tareas concernientes a la conexión con la diosa que solo eran de ella.
Había pasado más de un mes desde que el joven vivía en el refugio de la sacerdotisa, y entre ambos ya crecía un suave vinculo natural, si bien no pasaban mucho tiempo juntos pues ella entregaba gran parte del día y de la noche al bosque, a las reflexiones con la naturaleza, con la diosa, habían breves instantes en que sin que ella lo notase, él la observaba, ella era hermosa eso era innegable, de delicadas y de suaves formas, con un rostro cuyas finas facciones era enmarcadas por una frondosa cabellera castaña que hacían juego con sus dorados ojos de sol, ya lo habían cautivado desde la primera vez que la vio,  hace más de un mes, pero había algo más, algo en su comportamiento que no era común de una joven, algo místico la rodeaba, una fortaleza superior, aquello le atraía de sobremanera, así es como una noche de luna llena la siguió, el presto mucho cuidado en no ser percibido y tras un roble la observaba cuidadosamente, ambos estaban en el rio, en donde se encontraron.
 La suave brisa de verano hacia ondear sus vestidos y la poderosa luz de luna se reflejaba en ella bañándola de un plateado fulgor que la hacían brillar tanto como la diosa, entonces lentamente ella comenzó a desnudarse, dejando solo un cinto rojo atado a su cintura, el la observaba extasiado, mientras ella se adentraba en el lecho del rio, de pronto el agua a su alrededor tomo un leve tono rojizo que convirtiéndose en pequeños cristales se elevaron cual diamantes  siguieron el camino del haz de luz de vuelta a la luna entonces esta brillaba más fuerte, más poderosa, mientras ella susurraba suaves melodías y elevaba los brazos al cielo dichosa, él no sabía si aquella criatura era una ninfa, una hechicera o una bruja, pero aquello ya no le importaba.
De esta manera cada vez que ella dejaba dicho que llegaría tarde, el auguraba que saldría a realizar rituales como el que acababa de presenciar y la seguía, así en cada fase lunar se encontraba con nuevas danzas, nuevas canciones, y su piel pálida resplandeciente bajo la luna, le enamoraba más y más así con el correr de un año comenzó a comprender aquellos rituales pero no solo desde la mente, pues al sentirse nuevo en el mundo de cierta manera comenzó a sentir como Ella, una conexión con la naturaleza que le daba sentido a su vida, de esta manera comenzó a amar a la diosa y a intentar hablar con ella pidiéndole alguna señal, algo que le aliviase el corazón, pero sin atreverse si quiera a delatar su amor, por temor a perderla.
Ella por su parte le daba cada vez tareas más complejas y lentamente comenzó a enseñarle  de las estaciones, del rio, de cuando y donde se encuentra mejor leña, cuando cosechar, cuando la luna quiere fiesta, o cuando es mejor el silencio, él había aprendido a comunicarse con la naturaleza, con el canto de las aves, y el susurro de los árboles, el aprendió de ella, de su bondad con los demás seres, con la tierra y la amo más.
Cierta noche de luna llena en que ella saldría a realizar sus rituales como es común, le busco para comunicarle que esta noche tardaría, pero no le encontró por ninguna parte, pensó que estaría en el bosque recolectando leña, entonces salió rápidamente, busco horas y no lo encontró, entonces  volvió al refugio, en ese momento una duda atrapo su mente, el se había marchado, como todos en su momento, el la había abandonado, entristecida y decepcionada pues ni siquiera tuvo la gentileza de despedirse volvió a su refugio, a su soledad ahora de vuelta.
 A la mañana siguiente y  mientras ordenaba unos recipientes en la despensa, avergonzada comprendió porque el se había marchado, corrió hacia un viejo baúl que poseía, y lo encontró vacío, aquello que tanto había escondido, ya no estaba, en el secretamente ocultaba algunas pertenencias que el traía el día que lo encontró, pertenencias que de conocerlas le darían pistas de su verdadera identidad, que terminaría por separarlos y ella en lo más profundo de su ser le amaba, pero sabiendo su origen el jamás se enamoraría de ella, pues dentro de sus posesiones contaban una biblia y una cruz, entonces decidió jamás decirle que era un sacerdote y con el correr del tiempo le habló de aquello que ella amaba, de la tierra, de la diosa, con la esperanza que el  viera el mundo como ella lo veía, y permitía así que el la viese en sus rituales, que la contemplara y se enamorara de ella, pero todo había sido en vano pensó y volviendo a su refugio se juró no volver a amar a nadie y dedicarse a la madre como así debió haber sido.
De esta manera y sumida en inevitable tristeza transcurrieron diez años, en los cuales por primera vez su cuerpo sintió el paso del tiempo, a pesar de como siempre consagrar su existencia  a venerar a la diosa y a proteger a la tierra y fue como si en este cayeran de improvisto no diez ni veinte, sino más de cincuenta años,  entonces su rostro estaba surcado de arrugas y sus castaños cabellos adquirieron un tono plateado, ya no podía recorrer el bosque con igual agilidad y sus sentidos fallaron lentamente, se sentía abandonada por la Diosa, por el gran matriarcado espiritual, cierta fría  noche de luna llena, se acercó al rio como era costumbre, sus fuerzas la abandonaban lentamente sabía que quizás sería su última noche en este plano, entonces con mucho trabajo se acercó al rio y sucedió aquello cuando le vio, por un momento pensó que se trataría de un espejismo, una ilusión producto de su avanzada edad pero ahí estaba el, su joven sacerdote, el único hombre al que había amado, todavía parecía joven, al parecer el paso del tiempo no había sido tan cruel con el, algo había hecho mal, pensó la sacerdotisa, algo hacia que ella ya no fuese digna del poder de la Diosa, pero ya no importaba el estaba ahí y ella le observaba, entonces el amor de su pecho broto, como el agua de un manantial, que destroza la piedra y todo a su paso, se desbordó, él se bañaba en las aguas plateadas, él estaba en el reflejo de la diosa, y ella no pudiendo resistir más se lanzó a las aguas, mientras en la orilla del rio ardía una hoguera, encendida con una vieja biblia y un crucifijo enterrado perdía valor envuelto en brazas, el cuerpo de ella retomo su juventud, apenas toco las aguas, entonces volteando la mirada,  el la reconoció, ambos se fundieron en un solo abrazo, ambos eran  luna llena, entonces los cuerpos de deshicieron en pequeños diamantes que se elevaban en la luz de luna desapareciendo del plano terrestre.
Muchos se preguntaron qué fue de aquella vieja hechicera que habitaba el bosque y que proveía de medicina a aquel que la necesitara, pero su cuerpo nunca fue encontrado, algunos creen que se ahogó admirando el reflejo de su Diosa, que justo antes de morir le regalo la ilusión de un amor pasado y de la juventud perdida, otros en cambio creen que el volvió, que el a diferencia de los que juran volver, el realmente lo hizo.
Solo sabemos que días después un sequito de jóvenes misioneros llegaron al lugar escoltados por media docena de soldados, andaban tras la pista de un joven sacerdote, decían que aparentemente habría perdido la fe en Dios pues cierta noche  abandonó sus hábitos y huyó de la iglesia exclamando herejías sobre un bosque y la luna llena.
"El amor nacido entre dos seres humanos en conexión con la naturaleza y con su naturaleza, es el verdaderamente Divino no así aquel que dicen surge de un Dios inventado por los hombres y expresado en cruces de metal"

El Caballero



IX
Las sangrientas batallas que por esos tiempos asolaban a todo el mundo conocido, no tardaron en invadir al lejano poblado que albergaba celosamente al misterioso bosque, las luchas por la tierra, riquezas y poder embriagan el corazón de todo ser humano y dos bandos adversarios se adjudicaban, el derecho de poseer al lejano poblado, fuego por todas partes, muerte, destrucción, las gentes huían, perdiendo todo en el camino algunos incluso la vida, todo era un caos mas ni el fuego, ni la muerte logro cruzar, el fuerte muro de árboles que protegía en su corazón al ancestral árbol y a sus vigilantes, los elfos, el brujo y su joven aprendiz, quienes contemplaban el caos, entonces un elfo hablo, a llegado el momento, dijo Maldrung a Cesgala,  mientras contemplaba  el horror, debemos partir, mas el brujo le respondió, con la mirada fija en la multitud de soldados que  peleándose entre si, perdían el control, no,  es necesario esperar,  uno de los nuestros esta por llegar, lo presiento , insistió el brujo ¿Quién? Pregunto maldrung, ¿acaso un humano, un soldado?, le reprimió el elfo, a t i, tu sabiduría te trajo hacia nosotros, y a Abel, su inocencia le salvo la vida, pues si, es  humano mas aun la humanidad no le hacia presa, pero un humano soldado, un asesino, no tendría cabida entre nosotros.


Jamás quiso saber de guerras, de muerte ni de dolor, mas dicen que nadie elige su destino, y este caso no era la excepción,  contaban en el apenas dieciocho años y aun recordaba  aquel triste  momento en el que los soldados de su majestad acecharon su hogar y  le llevaron lejos, a las grandes guerras de los señores, a el y a otros jóvenes de su misma edad,  poniendo una espada en su mano e instándolo a matar,  ya pocos quedaban aun en pie y hay estaba el, cubierto por el humo y la sangre de decenas de hombres que no conocía, cubierto de pies a cabeza de muerte y dolor, rogaba por no tener que matar a nadie mas,  pues la conciencia no le dejaba tranquilo, sintió temor, miedo de el mismo, de los hombres, entonces pensó en huir y antes de que cualquier hombre se le acercase con la intención de matarle diviso algún lugar donde esconderse y  un bosque a lo lejos fue su elección corrió hacia el con todas sus fuerzas y cuando ya creía que estaba a salvo, sintió,  preso del horror el filo de una espada en la espalda         ¿ acaso pretendías huir soldado, acaso no sabias que todo desertor debe pagar con la muerte?,,dijo un fiero soldado mientras le apuntaba esta vez en el corazón, el joven caballero cayo  arrodillado, rogando piedad sollozando, al instante en el que el fiero caballero alzaba la espada para asestársela en plena cabeza, mas prácticamente de la nada otro caballero se abalanza sobre el y extrayendo un cuchillo de su bota, le rebana el cuello matándole casi instantáneamente,  impidiendo así, la muerte del joven caballero ¿estas bien muchacho? Le pregunto el caballero, el que resulto ser un hombre de edad avanzada,  al joven caballero, si, respondió este sorprendido, ¿pero porque me ha salvado?, después de todo, el otro caballero tenia razón en querer matarme, pretendía huir, y además continuo el joven caballero usted pertenece al bando enemigo, entonces el anciano caballero le respondió: no puedo culparte por querer huir, pues si yo tuviese donde también huiría, y aquel caballero era quien merecía morir, pues si cree que alguien deba perder la vida, por amarla demasiado y querer continuar su existencia en paz, es porque su alma ya esta demasiado podrida y es el quien merece morir, yo ya desperdicie mi vida, peleando batallas que no me pertenecen, proclamando al viento el nombre de desconocidos reyes, que duermen tranquilos en sus castillos, mientras nosotros lidiamos con los fantasmas de nuestro  muertos adversarios, contando los días en que nos reuniremos con ellos, y una vez que el anciano caballero hubo dicho esto , le pregunto al joven ¿Dónde pretendías huir?, entonces el joven le indico en dirección al bosque,, ¿y usted que hará? , le pregunto el joven al anciano caballero, ya no me queda hogar donde huir, y pronto enviaran mas soldados, para tomarse por completo el poblado y quizás también para matarnos, iré contigo, si me lo permites, entonces ambos caballeros caminaron en dirección al bosque, cansados y entristecidos pues no sabían que hallarían durante el camino, ni las fuerzas les acompañaban para otra batalla, entonces cuando solo se encontraban a unos pasos del bosque, sintieron el feroz galope de un jinete tras sus espaldas, y al voltearse, divisaron con horror como un soldado armado con un arco les apuntaba, ambos comenzaron a correr con todas sus fuerzas, mas ni todas sus fuerzas ni habilidad le alcanzo al anciano caballero para evadir una flecha que le dio por la espalda, haciéndole caer, entonces el joven caballero se detuvo cogiéndole por los hombros, aun intentando huir, déjame morir, gimió el anciano, sálvate tu, que tienes vida por vivir, mas el joven haciendo caso omiso de las palabras del anciano caballero, no le abandono, pero el jinete preparaba otra flecha para el y alzando el arco se disponía a asestársela cuando inexplicablemente una ráfaga de viento le derribo del caballo, envolviéndole en un remolino que le llevo lejos del bosque, los dos caballeros, jamás se dieron cuenta de lo que había sucedido, solo notaron, al voltear la mirada que el jinete ya no estaba, ambos entonces que ya se encontraban en el interior del bosque, notaron que la noche ya caía y buscando refugio donde pasar la noche dieron con una gran cueva a los pies de un árbol, donde se sentaron y el joven con mucho cuidado le extrajo la flecha al anciano que para su suerte no le había alcanzado el corazón, una vez hecho esto, la falta de luz y el cansancio les obligo a dormir y así ambos durmieron albergados en el corazón del árbol.

A la mañana siguiente, un sinfín de extrañas melodías despertó a los dos caballeros, los que alarmados, imaginaron serian los soldados que irían en su busca, mas sorprendidos se mostraron, cuando una vez en pie se vieron rodeados de gigantescos árboles, de los que fluían hermosos sonidos  y que habían pasado la noche  a los pies del mas majestuoso de ellos, entonces de forma misteriosa entre los árboles apareció un joven de alrededor de trece años que vestía una larga túnica, y  entre  las manos llevaba lo que parecía ser un caldero y sin decir una sola palabra lo deposito a los pies de los caballeros y luego se marcho, de la misma forma en la que apareció  casi imperceptiblemente, los dos caballeros extrañados estudiaron el caldero y viendo que su interior contenía un extraño liquido caliente lo olieron, el anciano caballero humedeció los dedos en el y lo saboreo, no se que será, pero es dulce, como la miel, dijo  luego saco un poco mas y sintió como sus fuerzas volvían, entonces el joven también lo probo y ambos sintieron como mejoraban de todos su males incluso los espirituales, y una vez que se hubieron bebido por completo el contenido del caldero, un ser que también vestía  una larga túnica apareció ante ellos, ¿quien sois? le pregunto el anciano caballero, ¿vienes a matarnos?.le pregunto temeroso de la respuesta .no, dijo el ser, volviendo la calma a los caballeros, al instante en que, el mismo joven de la noche anterior acudía hacia ellos entre los árboles ahora acompañado de dos extraños seres alados, ustedes han sido elegidos entre los humanos, continuo el ser de la túnica hemos mirado en sus corazones y hemos visto el arrepentimiento y al decir esto se dirigió al anciano, el que temeroso miro el suelo avergonzado, y también la nobleza continuo el hombre  y ahora miro al joven caballero, en ustedes hemos visto un vestigio de esperanza, por eso les hemos ayudado, con el néctar del árbol, el cual les ha salvado la vida, ahora pueden marcharse, no nos deben nada, mas les ruego no revelar la verdad de este bosque, los dos caballeros se miraron, y el anciano caballero dijo: señor, yo no tengo donde ir y no quiero volver  a las guerras, podría a usted servirle, por habernos salvado la vida, entonces el joven caballero se le unió, y también rogó se le permitiese quedarse, entonces el ser de la túnica, les miro pensativo, y dijo, anciano entiendo tu decisión pero tu joven, ¿no extrañaras la vida de los humanos?, y el joven respondió, dieciocho años me bastaron para conocer a la humanidad, el vivir bajo sus leyes me encegueció y el llegar hasta aquí no puede ser sinónimo si no de algo maravilloso, entonces el ser de la túnica  les dijo, así es como el árbol predijo que seria pues el  los a indicado, entonces los caballeros se voltearon mirando al árbol, entonces un sonido ensordecedor invadió el bosque, y todo se oscureció, los caballeros cayeron de rodillas temerosos, entonces el árbol alzo sus ramas, las que le habían servido de cueva a los caballeros y un haz de luz azulino se derramo sobre los caballeros, sus armaduras brillaron verde oscuro, el miedo desapareció de sus rostros, los cansados cuerpos parecían rejuvenecidos, el anciano caballero, no era mas anciano, pues oscuro se había vuelto el blanquecino cabellos y los surcos de le edad habían desaparecido, el joven caballero por su parte , parecía mas seguro y confiado, entonces el sonido ensordecedor se convirtió en música, y el ser de la túnica se les acerco, diciendo: soy…..el brujo, el es mi aprendiz Abel, dijo indicando al joven, y ellos, dijo el brujo, son los elfos, la esencia del bosque, entonces los seres alados se materializaron en dos criaturas de apariencia casi humana, cesgala y maldrung, bienvenidos caballeros, dijeron ya estamos todos reunidos.
Asi los seis seres caminaron a paso firme internándose en el bosque, con la dura convicción de su misión, sin siquiera imaginar la dura prueba que todos deberían sortear antes de regresar al plano de lo real, con el conocimiento acumulado en esta vida terrena, pues si bien todos eran seres de singulares características, era necesario una ultima etapa, pues a la humanidad le esperaba aún una gran prueba y es que el hombre en su afán de conquista, de dominancia y control aun se encontraba al inicio de sus propios desastres, la tierra aún tenia muhco por sufrir, ella y todos sus seres, incluso los elementales, sufrirían de la gran inconsciencia humana, que comenzaba a gestarse, y estas “insignificantes” batallas no era sino solo la punta del iceberg.

Reino Olvidado




VIII
Entonces tras un momento Maldrung se reunio nuevamente con el resto y les dijo, Abel es nuestro mas reciente integrante, el arbol me lo ha dicho todo hay muchas cosas que debes saber joven humano, y lo primero es que asi como nos ves somos seres altamente bendecidos, somos los unicos a los que los secretos les han sido mostrados, los unicos conocedores de la verdad, admira nuestro hogar este exhuberante bosque, es lo unico real, lo unico importante, los humanos suelen perderse, creando sus leyes, castigos, tradiciones, cuando todo es mucho mas simple, que demostracion mas grande de dios necesitan, ademas de esto, dijo maldrung señalando el entorno, al mismo tiempo en que una golondrina sobrevolaba su cabeza, y ellos continuo, el elfo los irracionales nos enseñan mas que todos sus manuscritos juntos, con aquella sublime cercania hacia la naturaleza, esa equilibrada relacion inalterable por el tiempo, entre las diferentes especies, y ellos los humanos se jactan de ser superiores, han perdido el rumbo Abel, los enceguecen las aspiraciones materiales, sus deseos, sus vicios cuando todo aquello luego no les serviran de nada ¿porque este bosque es tan importante? pregunto abel de pronto, Nuestro creador comenzo maldrung, mio y de cesgala, el ancestral arbol, al que el brujo y tu han sido atraidos, es el ancestro de todos los arboles que poblan este planeta, diriamos que es la mas directa representacion de dios en la tierra ¿pero como, irrumpio abel, debe tener miles y miles de años? y los tiene respondio el elfo, el ha visto cada paso de la humanidad, cada triunfo y fracaso ha sido testigo de innumerables guerras, de muerte y destruccion y asi con el correr de los añosha acumulado mas sabiduria que cualquier otra criatura, veras todos los arboles, flores, y seres naturales han provenido de el, con cada cambio de estacion se han esparcido por los vientos millones y millones de esporas de todas las clases y especies por haber que lentamente y con el pasar de los años han hechado raices por todo lo ancho de este mundo, pues el es el gran dador de vida, fuente de conocimiento, verdad y amor y este bosque es su expansion, no hay otro lugar como este en la tierra, asi el al permanecer aqui le brinda cada dia un poco mas de su magia, aqui podras ver seres que no existen en otro punto de la tierra, como nosotros, los elfos, ¿y siempre fue asi, pregunto el joven?, no respondio maldrung, en un comienzo este planeta estuvo poblado por un selecto grupo de criaturas, ellos solian proteger bosques similares a este, en ese entonces se creia que aun existia esperanza, que los humanos tomarian el conocimiento en sus manos y abririan los ojos a la verdad a lo esencial, mas en lugar de eso de querer aprender de nuestro conocimiento, nos temieron, les pareciamos amenazadores y asi se refugiaron en sus mentes, desarrollando habilidades que no hacian mas que alejarlos de lo verdaderamente importante, entonces acabaron con la gran mayoria de aquellas criaturas de fantasia como nos nombraron y tambien con esos bosques que triztemente no alcanzaron a crecer lo suficiente, pues de haberlo hecho la magia en su interior hubiese sido mayor y aquello los hubiese protegido, hoy solo queda este bosque, nuestro hogar y aunque dude en acogerte ati entre nosotros, reconozco que me alegra haberlo hecho, pues veo que algo de esperanza queda, antes de, y el elfo misteriosamente se detuvo, ¿antes de que? pregunto abel impaciente, antes que sea muy tarde para ellos mismo abel, dijo maldrung, mas abel presintio que algo de suma importancia guardaba aquel ser, depronto el joven aprendiz oyo un extraño ruido que provenia de una cueva que se encontraba cubierta de rocas, ¿que es ese ruido? pregunto el joven, y el elfo bajo la vista, es una parte de la historia que esperaba no tener que contarte dijo con triztesa, es parte de lo que la humanidad a hecho, entonces maldrung puso sus manos en las rocas y asombrosamente estas se transparentaron dejando vr a abel lo que encerrabanmas el nada pudo ver hasta que maldrung se asomo y en ese mismo instante una criatura mitad caballo mitad hombre, un centauro se lanzo contra las rocas, comenzando a bramas iracundo ¿quien es el? ¿que le ha sucedido?exclamo abel al verlo, esta al igual que otras comenzo maldrung, es de las criaturas que protegianalgunas de las expansiones del arbol, en otros tiempos, pero lamentablemente confio en los humanos, se enamoro de una mujer, que luego lo engaño, el dolor amedrento tanto su espiritu que enloquecio y asi finalmente los humanos destruyeron su fortaleza, su hogar, pues todo habia sido parte de un malevolo plan, como el hay otros mas, y aunque somos dificiles de matar no somos inmortales amenos que permanezcos protegidos por el bosque, es por causa de esto que no confiamos en nadie mas que en los de nuestra propia especie, ¿acaso hay alguna cura para el? pregunto abel indicando al centauro, no abel, respondio maldrung el hombre al igual que nosotros goza de libre albedrio y fue eleccion de el confiarse, el unico responsable de su desdicha es el mismo, abel dijo el elfo, oiras y sabras de muchas otras cuevas, todas conectadas entre si pues todos los bosques solian estar conectados y en muchos de esos lugares hay seres como krotarius, el centauro, mas no podemos hacer nada por ellos solo mantenerlos vivos, al dejarlos convivir bajo el bosque y asi cuando el bosque retorne a su real e infinita expansion ellos volveran en si, por el momento nada podemos hacer. Mas aqui tambien sobreviven hermosas criaturas, hadas, faunos animales de muchas clases, los cuales nos ayudan a vigilar el bosque a preservar su existencia, sus secretos, esta abel, dijo maldrung mientras se acercaban a una bella cascada, no es cualquier cascada su agua te ayudara a conectarte con los elementos y puede sanar casi cualquier mal fisico y lo que esta a tu derecha dijo el elfo, aquel basto jardin contiene todas las clases de hierbas que calman el espiritu, el brujo sabe perfectamente como utilizarlas, y te enseñara cuando estes listo, ahora sigamos caminando.
Casi dos horas siguieron caminando mientras maldrung y los demas le relataban importantes informaciones a abel, hasta que llegaron al lugar en el que entrenaban, ademas de sabiduria abel, es necesario conocer el uso de las armas pues nunca se sabe cuando sera necesario luchar y es necesario que sepas que lejos del bosque disminuye nuestro poder hay en esas ocasiones es menester el uso de las armas dijo el elfo, practicamos el uso de la espada y el arco y flecha y tu deberas aprender pronto toma y le lanzo una espada mas abel apenas fue capaz de sostenerla y la solto de entre las manos mas veo que es demaciado pronto para ti, dijo maldrung recogiendo la espada, al mismo tiempo en que lentamente comenzaba a llover, lo mejor sera que nos dirijamos a nuestras habitaciones, dijo el elfo, el brujo te indicara cual sera la tuya, dijo despues refiriendose a abel, nosotros nos despedimos por hoy Abel, nos vemos y se alejo junto con la elfa, adios y gracias, es mi deber aprendiz hasta mañana, le dijo finalmente el elfo.
Entonces Abel se quedo con el brujo, el cual le pidio que lo siguiera ambos se alejaron un poco mas del centro del bosque a una profunda cueva en cuyo interior pernoctaba el brujo, aqui dormiras abel, dijo el brujo, apuntando al rocoso lugar, entonces abel al verlo penso en lo incomodo que seria dormir en un lugar asi, mas callo, pero una vez dentro noto que contaba con dos pisos, con muchas entradas de luz, un gran fogon al medio, extrañas hierbas secando, decenas de frascos amontonados en interminables repisas, pero por sobre todo un blando lugar donde dormir.